Orígenes del vehículo eléctrico

Orígenes del vehículo eléctrico

En los tiempos actuales, el vehículo eléctrico está adquiriendo cada vez más protagonismo, aunque su camino no ha hecho más que empezar y tendrá un papel aún más importante en el futuro de la industria del automóvil.

A pesar de que la cuota de mercado de vehículos eléctricos en España aún no supera el 1%, en los últimos años se ha convertido en uno de los temas «trending» que ha ayudado a impulsar también el mercado de vehículos híbridos. Sin embargo, sus orígenes no son tan recientes, se remontan varios siglos atrás.

Por supuesto, los coches eléctricos de hoy poco tienen que ver con los modelos del siglo pasado. En la actualidad, existen tanto coches completamente eléctricos y autónomos como vehículos híbridos con prestaciones que nada tienen que envidiar al coche de gasolina. Además, el desarrollo de una extensa red de carga eléctrica está facilitando también la mayor demanda de la movilidad eléctrica.

Invención del vehículo eléctrico

Como ocurriera con la invención del vehículo con motor de combustión interna, no existe una sola persona tras la creación del vehículo eléctrico. A principios del siglo XIX surgieron una serie de invenciones que posteriormente contribuirían al desarrollo del coche eléctrico, como la batería eléctrica o el motor eléctrico.

En la década de 1830, el inventor Robert Anderson probó el primer carruaje de tracción eléctrica, aunque impulsado con una pila no recargable. No sería hasta 1880 cuando aparecieron las primeras baterías recargables y empezó a generar un mayor interés la movilidad eléctrica.

Este incipiente interés por el coche eléctrico se debió a varias circunstancias. Entre ellas, el vehículo eléctrico a diferencia del coche de combustión, era menos ruidoso, menos contaminante y mucho más fácil de conducir, pero con una carencia patente, su escasa autonomía.

Sin embargo, ya en el siglo XX, la bajada del precio de los combustibles y la producción en cadena popularizaron la demanda del automóvil convencional, relegando el coche eléctrico a una situación casi de extinción durante décadas, hasta su interés actual.